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Por Percival
Por lo general, todo aquel que aspira a ingresar en la Francmasonería se enfrenta a dos situaciones críticas: por un lado, la incertidumbre ante la vaguedad del concepto que se tiene sobre la naturaleza y características de la Institución en sí, y por el otro, el interés, la curiosidad, la atracción que impulsa al profano al buecar el ingreso en la Orden.
Muchos hombres y mujeres son iniciados aprendices masones y la mayoría no sabe a ciencia cierta para qué. Para algunos, la Masonería es un lugar para hacer amigos; para otros, es una forma de alardear con sus amigos y conocidos una cualidad extra que pocos tienen; para otros, constituye un espacio gracias al cual es factible allegarse de conocimientos "ocultos" o "Mágicos", o en el menor de los casos desconocidos para el común de las personas; unos más, pensarán que una vez habiendo entrado, alcanzarán por ese solo hecho un "status" distinguido o una calidad especial de vida.
De alguna forma, puede decirse que en parte tienen razón, pues aunque la institución masónica tiene algo de los puntos mencionados, es sin embargo con mucho, mucho más que eso.
La Francmasonería es fundamentalmente una organización fraternal que contiene en su esencia principios de carácter humanista, ético, filosófico y científico; una agrupación que acepta en su seno hombres "libres" en el amplio sentido de la palabra y con un modo honesto y correcto de vivir, cuyo objetivo es el perfeccionamiento integral de sus afiliados y del grupo, de tal suerte que se conviertan ambos en poderosos motores de la transformación de la humanidad, pasando necesariamente por la familia, la comunidad y la nación a las que se pertenece. En una organización discreta, más que secreta, que busca potenciar de manera sistemática y permanente las cualidades del ser humano a través de la aplicación real, voluntaria y convencida por parte del iniciado, de las enseñanzas proporcionadas por ella, derivadas del estudio de los vastos y celosos senderos del simbolismo.
La Francmasonería es una organización especial, en efecto, porque especialmente se aboca a la comprensión amplia y profunda del hombre y de sus entornos, objetivo, subjetivo y trascendental.
Es importante señalar la importancia de nunca perder de vista que la masonería tiene una doble composición: como escuela iniciática y como organización de la sociedad civil.
Aunque resultaría difícil conocer los motivos particulares de cada aspirante, sin duda la gran mayoría espera recibir algo, abrevar de esta fuente inagotable de riqueza universal que es la Masonería.
Pero, ¿es eso lo que realmente debe esperarse al ingresar?
¿No se supone que tal beneficio debe implicar un esfuerzo directamente proporcional?
Ingresar a la institución Francmasónica significa adquirir un compromiso; el más grande que pueda echarse a cuestas un individuo que se digne de llamarse ser humano: el de dar lo mejor de sí mismo para enriquecer en todos aspectos a su familia, a su sociedad y -desde luego- a la propia masonería, que por ser una organización de seres humanos, igual que ellos es perfectible, teniendo como elemento sine qua non para lograr dicho enriquecimiento, el previo y gradual perfeccionamiento individual y de grupo.
La Masonería, el iniciado y su logia se involucran entonces en una recíproca relación de dar y recibir sin tregua y de esta forma, ambos avanzan rumbo al progreso. Aunque en realidad tiene otro origen y un significado mucho más profundo, en un hábil juego de palabras un Q:. H:. nos dice que el sentido de la palabra “Tenida” es precisamente ese: "TEN" y "DA".
Es entonces de suponer que la Masonería no es otra cosa que el producto de las aportaciones de sus miembros, es resultado de lo que, ahora sí, "Todos" y "Cada Uno" de sus miembros han dado para su creación y desarrollo evolutivo. Por tal razón, la masonería ha sido, es y será lo que los masones que la constituyen han querido y quieran que sea, en el pasado, en el presente y en el futuro.
De tal suerte, al ingresar, el compromiso contraído por el neófito es grande y complicado, pues implica el perfeccionar, perfeccionando y perfeccionándose; aplicar lo aprendido (aprehendido) en todos los ámbitos de la vida. Si lo logramos, entonces podremos llamarnos verdaderamente masones con toda confianza y seguridad; podremos vanagloriarnos con justa razón, de ser en el más amplio sentido de la palabra "CONSTRUCTORES" de la humanidad.
En la Iniciación, la Orden proporciona las herramientas al recipiendario (el que recibe) y el neófito necesita aprender a aplicarlas constructivamente. Para ello, es requisito indispensable el Trabajo. Hay que ceñirse el Mandil para emprender la faena. Esa es la única forma en que puede desbastarse con Cincel, Martillo y Regla, la Piedra Bruta de nos mantiene en la Esclavitud.
Pensad en todo lo aquí dicho, meditadlo y después, sed la clase de masón que hayáis decidido ser.
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